Uno de los principios fundamentales de la arquitectura sostenible es la eficiencia energética. Esto implica diseñar edificios que minimicen el consumo de energía tanto en su fase de construcción como en su funcionamiento diario. Para lograr esto, se utilizan estrategias como el uso de materiales aislantes, la orientación adecuada del edificio para aprovechar la luz solar y la ventilación natural, y la instalación de sistemas de energía renovable, como paneles solares o turbinas eólicas.

Otro aspecto importante de la arquitectura sostenible es el uso eficiente del agua. Esto implica diseñar edificios que minimicen el consumo de agua potable y maximicen el uso de fuentes de agua no potable, como el agua de lluvia o el agua reciclada. Para lograr esto, se utilizan estrategias como la recolección y almacenamiento de agua de lluvia, la instalación de sistemas de riego eficientes y la utilización de dispositivos y accesorios de plomería de bajo consumo.